El artículo de David Shaul en la revista "The National Interest" acierta en un hecho fundamental: China domina la industria de las tierras raras, especialmente en el procesamiento y la producción de imanes. Aproximadamente el 90% de los imanes de tierras raras provienen de China, el cuello de botella para los vehículos eléctricos, las turbinas eólicas, los sistemas de defensa y los semiconductores. El recordatorio de que China prohibió la exportación de tierras raras a Japón en 2010 es históricamente preciso, y el riesgo de que China tome más medidas sigue siendo creíble. De manera similar, el énfasis en la asociación entre el Departamento de Defensa de EE. UU. y MP Materials Corporation se basa en hechos; este proyecto tiene como objetivo reconstruir las capacidades nacionales.
La afirmación de que Ford Motor Company "tuvo que cerrar temporalmente una fábrica en Chicago en abril de 2025 debido a la escasez de imanes de tierras raras" merece ser examinada. Aunque el Rare Earth Exchange (REEx) informó de algunos efectos, posiblemente una desaceleración, no podemos estar seguros de un cierre completo. No tenemos evidencia independiente para confirmar esta situación. Aunque los fabricantes estadounidenses sin duda se enfrentan a brechas de suministro, considerarlo una consecuencia directa del embargo de China podría exagerar la evidencia existente.
El autor describe vívidamente y casi existencialmente la vulnerabilidad de Estados Unidos: China es "la amenaza más significativa para la seguridad nacional", y las tierras raras son "armas esperando ser desatadas". Aunque el artículo de Shaul es algo agudo, enfatiza un tema clave: Estados Unidos aún está muy por detrás de China en la fundición de tierras raras, la producción de imanes y la capacidad de producción intermedia. Cualquier escalada de la guerra comercial podría afectar a los sectores automotriz, de defensa y de energía limpia.
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