2025-09-22
Si China obtiene acceso a chips avanzados, tecnología de IA y el sistema financiero basado en el dólar, tendrá un incentivo para mantener el flujo de tierras raras.
La utilización de tierras raras como arma por parte de China se ha convertido en un importante punto de conflicto en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Estos materiales críticos, particularmente los imanes de alto rendimiento, son componentes esenciales en vehículos eléctricos, turbinas eólicas, robots industriales y sistemas de defensa avanzados.
En respuesta a los estrictos controles de exportación de tierras raras de China, Estados Unidos ha reducido silenciosamente los aranceles, flexibilizado las restricciones a la exportación de chips de IA e incluso relajado las restricciones de visado para estudiantes chinos.
Al mismo tiempo, Estados Unidos se esfuerza por encontrar suministros alternativos. En julio de este año, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció un plan de inversión multimillonario histórico para impulsar MP Materials, la empresa detrás del proyecto insignia de tierras raras de Estados Unidos. Pero, ¿qué pasa si, a pesar de las importantes subvenciones y años de esfuerzo, Estados Unidos aún no puede liberarse de su dependencia de las tierras raras chinas?
Japón ofrece una advertencia. En respuesta, el gobierno japonés implementó una serie de medidas estratégicas: invertir en el productor australiano de tierras raras Lynas Rare Earths; mejorar el reciclaje y la I+D nacionales en tecnologías alternativas; establecer sus propias asociaciones comerciales con fabricantes chinos de imanes; y construir reservas estratégicas para amortiguar los futuros choques de suministro. Sin embargo, 15 años después, más del 70% de las importaciones japonesas de tierras raras todavía provienen de China.
El dominio de China en las tierras raras no se construyó de la noche a la mañana y no se erosionará fácilmente. La ventaja de China no reside en acaparar materias primas, sino en su capacidad industrial para el refinado, procesamiento y fabricación a gran escala. Hoy en día, China controla entre el 85% y el 90% de la capacidad mundial de fundición de tierras raras y produce aproximadamente el 90% de los imanes de tierras raras de alto rendimiento del mundo. Es el único país con una cadena de suministro de tierras raras totalmente integrada verticalmente, desde la minería hasta la separación química y la fabricación de imanes.
La destreza manufacturera de China no solo le ha dado liderazgo industrial, sino también una fosa tecnológica. De 1950 a 2018, China presentó más de 25.000 patentes relacionadas con las tierras raras, más del doble del número presentado por Estados Unidos. Décadas de experiencia acumulada en la compleja química y metalurgia del procesamiento de tierras raras han creado una base de conocimientos que las empresas occidentales no pueden replicar fácilmente. Además, en diciembre de 2023, el gobierno chino se movió para consolidar su posición de liderazgo imponiendo una prohibición de exportación integral de tecnologías subyacentes a la minería, separación y producción de imanes de tierras raras.
Las laxas regulaciones ambientales de China también han dado a las empresas chinas una ventaja significativa sobre sus competidores occidentales. En 2002, la mina de tierras raras Mountain Pass de California se vio obligada a detener las operaciones de refinación debido a un derrame de residuos tóxicos. Por el contrario, el entorno regulatorio más permisivo de China ha permitido una rápida expansión de la producción de tierras raras con menos retrasos y costos mucho más bajos.
Fundamentalmente, los cuellos de botella en el suministro de tierras raras no son estáticos; evolucionan con la tecnología. China lo entiende y espera pacientemente a que la dependencia de Occidente de los imanes de tierras raras crezca exponencialmente en medio de la transición global a la energía verde, que está impulsando una demanda masiva de vehículos eléctricos y turbinas eólicas.
Incluso si Occidente logra construir una cadena de suministro paralela para las necesidades actuales de tierras raras, podrían surgir futuros cuellos de botella en otros lugares. Por ejemplo, la computación cuántica depende cada vez más de isótopos raros como el iterbio-171, así como de elementos como el erbio y el itrio. Estas aplicaciones emergentes podrían convertirse en el próximo punto de presión, obligando a Estados Unidos y sus aliados a otra carrera para ponerse al día.
Por lo tanto, Estados Unidos debe enfrentarse a una incómoda verdad: es probable que el dominio de China en las tierras raras persista en el futuro previsible. Las estrategias defensivas como la diversificación de la cadena de suministro pueden abordar algunas vulnerabilidades, pero la verdadera resiliencia requiere una estrategia ofensiva que mejore la influencia de Estados Unidos.
Estados Unidos todavía tiene muchas cartas valiosas. Mientras China controle tecnologías o infraestructuras de las que no puede prescindir, ya sean chips avanzados, modelos de IA de vanguardia o acceso al sistema financiero basado en el dólar, China tendrá un fuerte incentivo para mantener el flujo de tierras raras.
Sin embargo, durante años, Estados Unidos se ha estado moviendo en la dirección opuesta: desacoplándose gradualmente de China y restringiendo el flujo de tecnologías clave.
Desde la primera administración Trump, la estrategia de Estados Unidos ha implicado incluir en la lista negra a las principales empresas tecnológicas chinas y endurecer los controles de exportación de chips de vanguardia. Si bien estas medidas inicialmente obstaculizaron a empresas como Huawei y ZTE (HK:763) y frenaron el desarrollo de la IA del país, han demostrado ser difíciles de hacer cumplir. Llenas de lagunas, han creado oportunidades para el arbitraje regulatorio. Como reconoció la secretaria de Comercio saliente de Estados Unidos, Gina Raimondo, en diciembre de 2024, "Intentar bloquear a China es inútil".
Al mismo tiempo, los controles de exportación de Estados Unidos han impulsado los esfuerzos de China para desarrollar alternativas nacionales, acelerando efectivamente el auge de los campeones nacionales como Huawei. En lugar de fortalecer la influencia de Estados Unidos sobre China, estas políticas la han erosionado gradualmente.
Los recientes cambios de política sugieren que esta comprensión está empezando a afianzarse. La decisión de la administración Trump de flexibilizar las restricciones a la venta de chips H20 de Nvidia a China marca un alejamiento de las prohibiciones generales hacia un compromiso más específico. Contrariamente a la intuición, tal compromiso puede ser una forma más inteligente de reducir el riesgo. Cuanto más dependa China de la tecnología estadounidense, más entrelazadas se volverán sus cadenas de suministro y más difícil será para China utilizar sus activos estratégicos como arma, incluidas las tierras raras.
Angela Huyue Zhang, profesora de Derecho en la Universidad del Sur de California, es autora de High Wire: How China Regulates Big Tech and Governs Its Economy (Oxford University Press, 2024) y Chinese Antitrust Exceptionalism: How the Rise of China Challenges Global Regulation (Oxford University Press, 2021).
Este comentario, "Las tierras raras son la carta de triunfo de China", se publica con el permiso de Project Syndicate.
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